Thursday, 28 March 2024

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EL TEMA DE SEGURIDAD EN LA ESCUELA: CASO PREPARATORIA NO. 2 PDF Print E-mail
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EL TEMA DE SEGURIDAD EN LA ESCUELA: CASO PREPARATORIA NO. 2

Patricia Rosas Chávez
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Víctor Manuel Montes Rodríguez
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Universidad de Guadalajara, México


Resumen

La seguridad en su dimensión ciudadana es la panacea que favorece el humanismo y la eficacia de la escuela al desarrollar en el que aprende, pensamiento crítico, conciencia y participación ciudadana. Sin seguridad, es inexistente la libertad. El entorno permite observar que la conciencia individual donde el sujeto se procuraba satisfacer sus necesidades, es anacrónica dado el acontecer actual donde la sociedad del conocimiento exige cada vez más, saberes del orden del ser, saber, hacer y convivir en lo colectivo, más que en lo individual.

Aún cuando con elevado énfasis se promueve el individualismo y el egoísmo en la sociedad, el ser humano tiene una historia de miles de años de aprender a vivir en sociedad, en lo colectivo. Para ello, se ha dado instituciones cada vez más cercanas a él para vivir en armonía, no sólo con su entorno y con el otro, sino también consigo mismo. Las Secretarías de Seguridad, la Policía, el Ejército, entro otras, son instituciones que procuran garantizar seguridad.

Es en uno mismo donde se encuentra el átomo que proyecta la esencia humana y ésta sólo puede manifestarse cuando existe un remedio o solución que aquilata y eleva más allá de una situación legal, el estado y el mundo de vida humana, a una situación de humanismo puro y sublime.

La seguridad ciudadana, peraltada a la comprensión de sí mismo y del otro, eleva el grado de atención y comprensión que el individuo tiene de los objetos y los demás seres humanos en su círculo de vida y en el lugar y momento en que aprende a desarrollar sus habilidades y capacidades para ponerlas en práctica en bien de los demás.

Un grupo de investigadores, profesores y estudiantes en conjunto con la comunidad educativa de la Preparatoria No. 2 de la Universidad de Guadalajara, participan en proyectos de desarrollo social y humano como el que permite escribir este artículo y que se denomina: "investigación y desarrollo de la comunidad educativa de la preparatoria 2 y del entorno de la colonia La Huerta".

 

Palabras clave: seguridad, individuo, educación, libertad y desarrollo.


Introducción

 

Un problema de los más importantes para los gobiernos municipales, estatales y federales es dar respuestas satisfactorias y concretas a la sociedad sobre el tema de seguridad. Los ciudadanos demandan acciones reales para reducir los riesgos a los que se enfrentan por la delincuencia imperante en nuestro contexto. Como bien lo afirma Yepez D. "Uno de los problemas más apremiantes para los alcaldes provinciales y distritales del país, es dar respuestas concretas y satisfactorias a nuestros vecinos sobre el tema de seguridad. El ciudadano exige, con razón, acciones efectivas para reducir la delincuencia en las calles y barrios de nuestras demarcaciones territoriales" (Yepez, D. 2007: 5).

Las autoridades tienen la obligación de dar apoyo a la sociedad respecto al tema. Sin embargo estas no pueden hacerse cargo solas de la situación se requiere que la sociedad se sensibilice al respecto del tema, por lo que las instituciones de Educación deben implementar estrategias de participación ciudadana en donde a través de los procesos de formación se propicie en los estudiantes la necesidad de conocer sus derechos y obligaciones y conocer sobre la organización gubernamental para estar alerta sobre la problemática. Se deben implementar programas que apoyen el mejorar la seguridad en todos los niveles y rincones del país, propiciar acciones a partir de procesos de investigación acción con los jóvenes evitando la marginación y el abandono, no basta con reformar leyes. "Los enfoques de mano dura son una estrategia seductora que promete soluciones rápidas a sociedades alarmadas ante el deterioro de su seguridad. La experiencia de América Latina y mundial demuestra la estrechez de esa lógica. Es imprescindible mejorar las fuerzas policiales, pero junto a ello actuar sobre las causales de la exclusión social juvenil, tender puentes hacia los excluidos y abrirles posibilidades de integración social" (Kilsberg 2010 s/p).


La "investigación y desarrollo de la comunidad educativa de la preparatoria 2 y del entorno de la colonia La Huerta", tiene sustento en el espectro social donde el estudiante se desarrolla, evoluciona y se desenvuelve. La educación alejada de la seguridad, hace vivir al individuo esclavizado de sus miedos y temores, muchas veces con amenazas reales y otras, sólo por las creadas en sí mismo.

Para el desarrollo de la investigación, se involucró no sólo a la comunidad académica integrada por directivos, administrativos, académicos, estudiantes y padres de familia de éstos, sino también a las autoridades y a la sociedad en el conjunto de influencia y acción de la Prepa 2, como fueron 133 manzanas en las que se identificaron negocios, viviendas, áreas recreativas, vialidades, entre otros, que facilitan el desarrollo y que constituyen las áreas de oportunidad, donde los egresados tienen su mundo de vida, pero también donde lo desarrollarán.

El trabajo de contacto y acción con los jóvenes para involucrar tempranamente en la investigación, facilitó la observación y comprensión de lo que son, piensan, hacen, son capaces de hacer y de vincularse con los otros. La libertad con la que se vivió la experiencia, representó para ellos la oportunidad de hablar con mayor intimidad de lo que les aqueja y que es el temor fundado, producto de la violencia y la inseguridad que se vive, el escozor que causa saber que en cualquier lugar, momento o circunstancia, se puede ver en el fuego cruzado de grupos criminales y antagónicos que tengan ajustes de cuentas, o acudir a un bar y que lancen una granada de fragmentación, porque lo que le hace ser un ciudadano, es conocer sus derechos, ejercerlos y cumplir sus obligaciones.

Vivir en libertad implica el compromiso, desafío y responsabilidad de nutrirse con conocimientos relacionados a los derechos y las obligaciones que tiene como mexicano, sobre todo, porque la escuela debe fomentar valores cívicos como la legalidad, la honestidad, la justicia, la tolerancia, entre otros.

Estos valores difícilmente pueden manifestarse en un marco de violencia y de inseguridad. La necesidad del estudiante para conocer, ejercer y vivir sus derechos y cumplir sus obligaciones, parte de la inferencia referida y relacionada a la seguridad que debe existir en su mundo de vida, en su círculo de influencia y presencia.

La seguridad en la escuela, es simiente de cultura, de educación y de ciudadanía. Esta inferencia convence referirla y darle claridad para que se viva en la escuela y aquellas donde existan indicadores de inseguridad o violencia, sea manifiesta su aplicación en aras de vivencias fraternas y armoniosas entre todos los participantes.

Imagen 1. Wordle introductorio al artículo peralte de seguridad para la escuela: caso prepa 2 -



Para construir la imagen, se utilizó la herramienta en Internet visible en: www.wordle.net

La seguridad en la escuela

Vivir en la seguridad de un hogar permite libertad. Es esa manifestación la que con toda fuerza es necesaria en la escuela, porque la libertad no sólo libera al pensamiento, también al sentimiento y la acción. Cuando se logran unificar estas tres cualidades humanas, nada detiene al ser humano. La génesis de su consecución está determinada por la medida en que quien aprende en la escuela, vive y está seguro en ella.

El estudiante muchas veces no tiene la seguridad de que lo aprendido o lo que le es puesto en la mesa para nutrir su aprendizaje, le será útil e importante para su vida.

Ante una situación así, corresponde al académico, al educador, preguntarse si de forma real y auténtica, lo que enseña es ambrosía para el que aprende, porque al no ser así, a través de la propia educación se genera inseguridad.

Unificar en el que aprende su inteligencia, con sus afectos y voluntad, produce seguridad. Es ahí donde se tiene que incidir primero para alcanzar la seguridad externa en la escuela.

Toda escuela está hecha pensando no sólo en las condiciones físicas del que aprende, sino también en aquellas afectivas e intelectuales para hacer segura, confortable, agradable y vivificante para el logro de aprendizajes.

La escuela ha sido mencionada como un segundo hogar. Efectivamente es un hogar, donde existe seguridad, alimento, amistad, afecto, protección, experiencia, tranquilidad y como tal, debiere ser considerada no sólo por el que aprende, sino también por el que enseña.

Al ser la escuela un hogar, un segundo hogar, también tiene que cuidarse como un hogar. ¿El que aprende, el que enseña, observa a su escuela como un hogar? ¿Cuida y protege a su escuela como su hogar? ¿Procura seguridad para vivir en libertad? Si estas ideas son desconocidas o incomprendidas, la escuela se convierte y es sólo un lugar de trabajo y no un hogar. Cuando se mira y se vive así, no se tiene un sentido de pertenencia, de identidad, de amor por la escuela. Ello deteriora el fin primero y último por el cual fue creada la escuela: acercar al que aprende a la ciencia y la cultura para seguirlas creando y recreando en beneficio del género humano.

La primera casa que todo ser humano tuvo, fue el seno materno. Ahí cada quien se desarrolló y evolucionó hasta formarse biológicamente como apto para vivir. Esa primera casa está protegida, llena de todos los agentes activos y protectores con que cuenta el cuerpo humano para generar las mejores condiciones para que con seguridad, pudiere nacer y ver la luz.

¿Qué hacer en la escuela para generar las mejores condiciones de seguridad y que quien aprende nazca y vea la luz? Nacer y ver la luz es renovar, regrabar, renombrar, remarcar o eliminarlas ideas viejas por nuevas.

La escuela genera condiciones de seguridad cuando todo miembro de la comunidad académica asume el desafío de sentir y vivir en la escuela, como en su hogar y hacer que dentro de ella, toda manifestación sea un nacer y ver la luz, entendida esta como la ciencia, el conocimiento o la sabiduría que se logra materializar en el sujeto.

La seguridad en la escuela patentiza la experiencia de una institución educativa cuando el capital -entendido este como la historia, sus normas, sus métodos, su modelo educativo, sus recursos humanos, sus bibliotecas, sus libros, su infraestructura, sus reconocimientos, entre otros-, es puesto al servicio de todos, de la forma más idónea y sin más limitación que el desarrollo intelectual del sujeto. ¿Por qué hay violencia en la casa? ¿Por qué hay violencia en la calle? ¿Por qué hay violencia en la sociedad?

Estas interrogantes expresan y dejan ver que la violencia es cultura. Como cultura, la violencia se ha aprendido y así se forma a muchos en el hogar, en la escuela, en la sociedad, cuando observan y reproducen malos ejemplos que atentan contra la libertad o la igualdad.

Socializar el capital de una institución, produce seguridad. Si todos los que integran una comunidad académica socializan su experiencia, su pensar, su sentir, su hacer, tenemos una gran riqueza que se distribuye entre todos y se aumenta también. Recibir y dar para vivir en seguridad. Cuando se logra esa relación dialéctica mediante la cual se es consciente que quien enseña también aprende y viceversa, el círculo del aprendizaje se hace más amplio y la capacidad para transferir de forma segura el conocimiento a la sociedad y al entorno, es transcendente.

Lograr la comprensión y vivencia de situaciones como la descrita, favorece a todo aquel que las alcanza, el darse cuenta que muchos problemas de inseguridad son percepciones. Que la violencia es producto de la cultura y que como tal, ninguna razón tiene para reproducir los malos ejemplos, porque está consciente y en el momento que observa una situación violenta o de inseguridad, no la asume, no la reproduce y hace lo que está a su alcance para controlarla, dominarla y valerse de ella para ser mejor ciudadano.

La escuela está en el centro de un contexto en el que genera seguridad a través de la cultura y del acercamiento a la ciencia, mediante el conocimiento y la lectura de signos que transmiten mensajes al que aprende.

La seguridad en la escuela no sólo está determinada por la infraesctructura y la estructura administrativa o académica, sino también por todo lo que el educando hace en bien del que aprende, para que éste desarrolle de forma armoniosa y unívoca, el pensamiento, el sentimiento y el hacer.

La inseguridad en la escuela

Lo que deja de generar seguridad, produce inseguridad. Es necesario ver no sólo la parte cóncava de la esfera, sino también la convexa. Así la comprensión del objeto, fenómeno o sujeto, será completa.

Si se considera a la escuela como un segundo hogar o como un centro construido para la virtud, también es en ella donde se busca conocer y comprender para dominar y controlar, todo lo que atenta contra el hogar, así como todos los vicios que destruyen la virtud.

El desinterés académico se transforma en simulación cuando se hace cómo que se enseña, cómo que se trabaja y ello deslegitima el fin social de la institución educativa, generando rechazo en el que aprende, no sólo al que enseña, también a la estructura administrativa e infraestructura de la escuela porque no adquiere seguridad en lo que aprende, mucho menos en lo que puede aplicar su conocimiento pobre o mal adquirido.

Los liderazgos hegemónicos o cupulares aligeran la disciplina y con ello, se produce una crisis, donde se premia al que falta y no existe sanción para aquel que infringe la normatividad. Ante ello, el ejemplo que aprende el educando es que nada pasa cuando cometes actos contra las personas, los bienes o los derechos, de ahí que lo que percibe como inseguridad o violencia, lo está aprendiendo ahí, en la escuela, en las aulas donde el saber y la virtud debieren ser lo único que ahí esté.

Estas prácticas que favorecen la connivencia, producen desánimo, desinterés y desintegración grupal. La desintegración familiar y social, tiene pinceladas originadas en la propia escuela y que favorece el buscar grupos para una vez organizados, dividir al otro y vencer. Vencer para seguir perpetuando los malos ejemplos vistos y aprendidos.

La falsedad, la crítica negativa y el canibalismo académico muestran que los actores principales de la educación formal tienen una doble máscara. Eso se transmite al que aprende y cuando tiene libertad para elegir o decidir, también lo hace con la doble máscara que le enseñó a mentir, a criticar o rumorar del otro, lo que no ve en sí. Quien vive en la falsedad y la crítica, vive inseguro de sí.

Se insiste en que la inseguridad en la escuela, inicia en el pensamiento, en la idea, en la forma adecuada o inadecuada en que el capital de la institución es usado para el logro de aprendizajes en quien aprende. Nada es más limitativo para desarrollar seguridad en el individuo, que enseñar con prejuicios, fanatismos o bajo la estela oscura de la ignorancia.


Inferencias para lograr seguridad en la escuela

- Actuar con ética profesional ante cualquier situación, incluso en aquellas en las que se llame la atención o algún educando hable de forma directa sobre algo que no le agrada de la forma de enseñar del profesor.

- Enseñar con vocación, mostrando siempre responsabilidad, eficiencia, constancia, superación y compañerismo, para que cundan esos ejemplos y los estudiantes los tengan como modelos a seguir.

- Vivir la escuela como en el hogar y hacer de ese espacio, una segunda casa donde se manifieste seguridad, confort, nutrición, armonía, limpieza, buenos ejemplos, entre otros.

- Valorar el contexto y la cultura como un patrimonio de y para la humanidad, el cual se está comprometido a compartir y acrecentar.

- Conocer y exigir los derechos que garantizan las leyes, en un marco de respeto, honestidad y legalidad.

- Propiciar la participación crítica, activa y propositiva de todos, en las dificultades, problemas u obstáculos que tiene la escuela, la manzana o la colonia.

- Corregir con afecto los errores de los alumnos, reconociendo que quien más errores comete, más aprende y que ello genera seguridad porque pierde el miedo a ser reprendido cuando se equivoca.

Lo anterior obedece a que en nuestro país en los últimos meses se habla incesantemente sobre seguridad, exclamando la inseguridad que propicia la delincuencia así como los esfuerzos que realizan las autoridades para combatirlos, sin embargo los sentimientos de la ciudadanía no disminuyen, se han incrementado la cantidad de policías, se han cambiado leyes para tratar con mayor dureza a los delincuentes, pese a esto no es suficiente porque el origen es de diferente índole usualmente de tipo económico, social y de valores. Por esto es indispensable establecer programas en donde se coordine la sociedad y las autoridades para encontrar soluciones acordes y factibles. La prevención es una herramienta poderosa y es en la familia y en las escuelas en donde se debe dar toda la atención y en ella se encuentra la Preparatoria No. 2 de la Universidad de Guadalajara en donde se involucró a los estudiantes de bachillerato de quinto semestre y a estudiantes de diversas carreras para sensibilizarse respecto a la situación que guarda la comunidad en la que se ubica su escuela.

 

La experiencia

Recorrer 133 manzanas urbanas para identificar en ellas lo que atañe al desarrollo comunitario de la comunidad académica de Prepa 2, así como a los vecinos que habitan en ese espacio, representó la oportunidad de comprender que en sentido estricto, generar seguridad lleva consigo considerar todos los elementos del contexto que representan inseguridad y que pueden ser catalizadores de la violencia.

Se encontraron 852 baches o daños a las calles y 519 en banquetas. Estos perjuicios al bien público son una limitación para el libre tránsito, porque no favorece seguridad al caminar, al correr, al pasear en bicicleta o vehículo y todo ello produce afectación de derechos, así como la imposibilidad de certeza en la seguridad que lo público debe ofrecer.

Las 178 bocas de tormenta en la vía pública, son vías suficientes para evitar inundaciones y desaguar cuando caen lluvias o tormentas copiosas. En la zona de las 133 manzanas, no se encontró registro histórico de que se hayan presentado inundaciones.
Al recorrer las avenidas y calles, se localizaron 74 puestos ambulantes de comercio informal. Al hacer una observación minuciosa del puesto, fue imperceptible la licencia municipal para su funcionamiento, lo que también es un latente riesgo para la seguridad porque quienes llegar a comerciar, no están identificados por la autoridad municipal.

En las banquetas se encontraron 14 animales callejeros, 37 depósitos con agua estancada y 427 montículos de basura. La lectura de estos hallazgos, reflejan una cultura que limita vivir en seguridad porque nadie se hace responsable de esos animales; el agua estancada se descompone y los microorganismos dañinos pululan; los desechos en la vía pública abrazados por los efectos del sol, el agua o el aire, son agentes productores de patógenos que limitan la salud.

La intervención de la comunidad académica fue activa y propositiva. Su participación se ciñó al espacio y tiempo en que se desarrolló la investigación y que propició la intención colectiva de conocer los derechos para ejercerlos con compromiso social.

Las verdades develadas, son fruto del trabajo incasable de todos los participantes, que haciéndose observadores de sí y su entorno, pudieron comprender que la seguridad tiene que ser desarrolla y manifestada en el plano externo e interno.



Referencias consultadas

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2011). Consulta en diciembre de 2011. http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/1.pdf
Delgado, J. (1994). Seguridad ciudadana y función policial. Madrid: Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas.
Foronda, V. (1988), Cartas sobre la policiía. Editorial Vitoria.Gasteiz: Ararteko.
Hurtado, M. del C. (1999). Concepto y causas de la inseguridad ciudadana. Cuenca: Graf. Cuenca.
Klisberg, B. (2010). Inseguridad ciudadana ¿cómo mejorarla? Madrid: PNUD.
Ruidíaz, C. (1997). Justicia y seguridad ciudadana. Madrid: Publicaciones del Instituto de criminología de la Universidad Computlense.
Pérez, A. (1998). Guía práctica de seguridad ciudadana. Almería: Diputación de Almería.
Rico, J. y Salas, L. (1988). Inseguridad ciudadana y policía. Madrid: Tecnos.
Yepez, E. (2007). Plan local de seguridad ciudadana. Perú: Editorial CEDRO.

 

 

 

 
FIN
 
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