Monday, 29 April 2024

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NO HAY CALIDAD SIN PERTINENCIA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR A DISTANCIA PDF Print E-mail
Revista Cognición 13

NO HAY CALIDAD SIN PERTINENCIA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR A DISTANCIA

Fernando A. Arruti
Unión de Universidades de América Latina y el Caribe
MÉXICO

 

Fernando Arruti es de nacionalidad mexicana y se desempeña actualmente como Coordinador de Organismos de Cooperación y Estudios en la  Secretaría de La Unión de Universidades de América Latina y el Caribe UDUAL, con sede en la Ciudad de México.

Es miembro del personal académico de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, sita en el Distrito Federal, México, donde se desempeña como profesor-investigador.

Ha trabajado como funcionario público en diversas dependencias del gobierno federal mexicano. Ocupó el cargo de Asesor del Consejero Presidente en el Instituto Federal Electoral de México, organismo público autónomo, de 1997 a 2003 Fue Presidente Fundador de la Asociación Nacional de Investigadores sobre el Municipio, Asociación Civil. Fue fundador y Secretario General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y el primer Secretario de Asuntos Académicos del Sindicato Nacional de Trabajadores Universitarios en México.

Obtuvo el título de Licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

NO HAY CALIDAD SIN PERTINENCIA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR A DISTANCIA

Fernando A. Arruti
Unión de Universidades de América Latina y el Caribe
MÉXICO

 

Fernando Arruti es de nacionalidad mexicana y se desempeña actualmente como Coordinador de Organismos de Cooperación y Estudios en la  Secretaría de La Unión de Universidades de América Latina y el Caribe UDUAL, con sede en la Ciudad de México.

Es miembro del personal académico de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, sita en el Distrito Federal, México, donde se desempeña como profesor-investigador.

Ha trabajado como funcionario público en diversas dependencias del gobierno federal mexicano. Ocupó el cargo de Asesor del Consejero Presidente en el Instituto Federal Electoral de México, organismo público autónomo, de 1997 a 2003 Fue Presidente Fundador de la Asociación Nacional de Investigadores sobre el Municipio, Asociación Civil. Fue fundador y Secretario General del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana y el primer Secretario de Asuntos Académicos del Sindicato Nacional de Trabajadores Universitarios en México.

Obtuvo el título de Licenciado en Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sus temas de interés profesional y académico comprenden fundamentalmente los temas de epistemología y metodología de la investigación científica así como los asuntos políticos y jurídicos de la democracia mexicana.

A continuación reproducimos la totalidad de la exposición del Lic. Fernando Arruti.

LA PERTINENCIA: EJE TRANSVERSAL DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR A DISTANCIA: RETOS PARA ASEGURAR SU CALIDAD

Permítanme compartir con ustedes, brevemente, las siguientes reflexiones:

Al preguntarme sobre el objetivo de esta reunión: ¿cómo enfrentar los retos de la educación superior a distancia para asegurar su calidad? la primera consideración que tuve en mente fue de orden metodológico. Recordé a un viejo maestro que siempre insistía ‐en su disertación epistemológica‐ en creer que la ciencia humana tuvo su origen en un atrevido intento de comprender críticamente el mundo en el que vivimos, y que hace falta talento para criticar los viejos saberes y talento para la invención imaginativa de los nuevos. Y que esto es así no sólo en las ciencias, sino en todos los campos del saber humano. Que la ciencia comienza con problemas, ya sean teóricos o prácticos, y que “la tarea” se inicia con la formulación del problema y no con su solución. Si logramos formular correctamente el problema –decía, comenzamos a conocerlo, a comprenderlo, a estar más cerca de concebir qué clase de solución no le conviene en absoluto como también qué cosas tenemos que satisfacer para plantear intentos de solución serios, es decir, comenzamos a comprender las derivaciones del problema y su conexión con otros problemas, descubriendo que, casi siempre, no tiene una solución fácil. Como tampoco los retos a los que se enfrenta la educación superior a distancia en este mundo que, amenazado por sus problemas, se ha vuelto más inhumano, injusto e impresentable pero que, todavía, afortunadamente, tiene muchas cosas buenas y, sobre todo, gente con mucha voluntad para atreverse a hacer ahora lo que puede y debe, para soñar, al menos, con un mundo mejor.

Un esbozo superficial e incompleto de nuestros problemas: la primera constatación que podemos hacer al final de esta primera década del siglo XXI, revela una realidad diametralmente nueva en el mundo, imposible de imaginar veinte años atrás. En casi todos los aspectos, aparece desconcertante y llena de incertidumbre.

Cuando el mundo cambió al finalizar la Guerra Fría, en lugar de paz vimos resurgir nuevos militarismos, acompañados de guerras nacionalistas y conflictos religiosos suscitados por corrientes fundamentalistas; terrorismo, narcotráfico y un impensable etcétera de delincuencia organizada en grandes redes de carácter internacional, que lejos, pero muy lejos, dejaron las aspiraciones que planteó la Declaración Universal de Derechos Humanos de la UNESCO1 en 1948: crear las condiciones para lograr una paz duradera. El reconocimiento de la inherente dignidad y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana se decía: “es el fundamento de la libertad, la justicia y la paz”. El derecho a la educación –se insistía‐ es un derecho como tal, pero al mismo tiempo el medio para lograr la paz en el mundo. “La educación superior debe ser accesible para todos por igual”, señala el artículo 26 de dicha Declaración. Yo me pregunto: ¿con qué cara vamos a celebrar el próximo diciembre, cuando se cumplen 60 años de esta declaración universal sobre derechos humanos? Me cuesta mucho trabajo imaginármelo, más bien me produce mucha pena que la aspiración a la paz mundial haya quedado sólo en palabras. Kant, el filósofo de Könnisberg, tenía razón cuando afirmaba que la Paz, no forma parte de la naturaleza humana, que hay que instaurarla.

En las últimas cinco décadas se ha transformado el rostro de la tierra que habitamos. Durante el periodo de tiempo que va de la posguerra al 11 de Septiembre, y de ahí a la guerra en Irak, se ha dado un vertiginoso aumento en la población humana a tal grado  Declaración Universal de Derechos Humanos. Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948. que hoy tenemos una sobrepoblación mundial. Somos ya más de seis mil quinientos millones de habitantes y seremos mucho más, enfrentados a un envejecimiento progresivo, una pobreza inaudita, y a la marginación, desigualdad, hambre y desnutrición de millones de seres humanos, para no hablar de las grandes enfermedades, los fenómenos del cambio climático, la escasez del agua, el problema de la energía, la desaparición brutal y acelerada de los ecosistemas y la pérdida consecuente de miles de especies vegetales y animales.

En América Latina y el Caribe la cosa se agrava porque aquí, la mitad de la población vive en pobreza y el 20% de esa cifra lo hace en pobreza extrema, es decir, no cubre ni uno solo de los mínimos de bienestar aceptados universalmente, por lo menos, a saber: alimentación, salud, vivienda, educación y recreación. No hay más que dar la vuelta en cualquier esquina de cualquier ciudad de nuestra región, para observar el deterioro de la calidad de vida de la población.

Al mismo tiempo, las instituciones que nos daban “certidumbre” en un pasado reciente, se transforman rápidamente sin cuajar del todo, en definitiva, nuevos paradigmas que proporcionen cobijo a la imaginación y la creatividad de los pueblos. Es el caso de los complejos procesos políticos e institucionales derivados de la transición y consolidación de la Democracia que se dio en los últimos años en la mayoría de nuestros países latinoamericanos. Condiciones que, en conjunto, han producido gobiernos débiles, muchos de ellos divididos, que utilizan con urgencia, a falta de posibilidades reales, salidas pragmáticas, las más de las veces sin consenso, con el riesgo de terminar por desvanecer a la propia democracia.

Si a este escenario le adicionamos la crisis económica y política que hizo desaparecer el “Estado de Bienestar” y propició su sustitución por el “Consenso de Washington”, con el que proliferaron las “economías de mercado” en los países de América Latina y el Caribe, cuya visión de éxito privilegió, por sobre todas las cosas, la ganancia económica, desregulando la actividad del Estado orientada a la política social, resulta fácil reconocer los resultados que están a la vista de todos.

Bajo esta lógica, es sencillo entender el por qué del incremento en las desigualdades sociales y económicas que se manifiestan al interior de nuestros países, también entre nuestros países hemisféricos pero, sobre todo, con las economías de los países desarrollados. Hoy en día tenemos una enorme producción de mercancías y servicios, más que nunca en la historia, que se organiza con base en el conocimiento como factor de producción, en la llamada economía del conocimiento, pero cuyas decisiones no no son propias sino pertenecen al ámbito transnacional.

No sólo existe globalización de los mercados; una nueva división internacional del trabajo; impensables migraciones del Sur hacia el Norte y del Este al Oeste; la conformación de bloques de estados nacionales; crecimiento generalizado del desempleo; un aumento increíble de los precios de los hidrocarburos con su estela de aumentos indiscriminados en los precios de otros bienes y servicios; la emergencia poderosa de los medios de comunicación masiva, la digitalización de la política, sino también, para colmo, vivimos la liberación internacional, a partir de 2005, de la educación superior. Es ya una mercancía con mayoría de edad que ha hecho su presentación en sociedad.

Por si esto fuera poco, la intensificación a nivel mundial de la llamada sociedad del conocimiento y la vertiginosa carrera de innovación tecnológica en información y comunicación, que arrastra una terrible desigualdad en materia educativa tanto a nivel internacional, como a nivel nacional, la que llevó a Sartori a hablar de la muerte del Homo Sapiens y el nacimiento del “Homo Digitalis”, constata con claridad que la crisis del lenguaje que vive la humanidad tiende, cada vez con más fuerza, a sustituir la cultura escrita por una cultura audiovisual y a privilegiar las imágenes sobre las palabras. Alimenta así, día con día, una fuerte tendencia a la concentración del saber en los que más tienen, y estimula una polarización desmedida entre los que saben y los
que no saben, dejando una secuela abrumadora de “analfabytes”.

En este contexto, parece pertinente que la Universidad latinoamericana se pregunte y reflexione a fondo sobre la incertidumbre en medio de la cual desempeña sus funciones. Parece obvio que los países que no amplíen e incrementen su educación superior no tendrán mayor posibilidad de competir en el escenario mundial. Sin embargo, el estancamiento de América Latina en tecnología de la información y crecimiento en el área de la economía del conocimiento representa uno de sus grandes
problemas y, por ende, uno de los mayores retos que tiene por superar para no seguir perdiendo terreno a escala mundial frente a los países de Asia y Europa. Este esfuerzo pasa – necesariamente por incrementar ambiciosamente la conectividad a Internet. Entre mejor infraestructura de Red tengamos en Latinoamérica, más competitivos en la economía global podremos ser. Pero para ello requerimos de una enorme voluntad política y de visión de futuro de nuestros gobiernos y clases empresariales para aumentar decididamente la inversión en educación, ciencia y tecnología. A la par nos corresponde defender la educación superior como un bien público, cuyo producto debe ser un bien social al alcance de todos.

Estoy convencido que, en esta tarea impostergable, la educación superior a distancia representa una herramienta esencial no sólo para la extensión del conocimiento, es decir, para la inclusión social, sino también para su democratización.

No soy experto en educación superior y menos en educación superior a distancia. Me cuesta mucho trabajo venir aquí a opinar sobre temas en los que ustedes tienen conocimientos profundos. Sin embargo, como la mayor parte de mi vida me la he pasado tratando de comprender aunque sea un poco del mundo en el que vivo, sí soy un convencido que el conocimiento científico y la racionalidad humana, son algo de lo más valioso que nos queda como humanidad y de lo que debemos estar orgullos. La libertad, tanto política como la de pensar –creo es el valor más grande que puede ofrecernos la vida.

Sabemos perfectamente que vivimos bajo un modelo de desarrollo industrializador que parece obsoleto; funciona con enorme dificultad y parece evidente –si seguimos por el mismo camino que no alcanzaremos los fines más nobles que, paradójicamente, se han planteado para la convivencia civilizada y superior del Hombre. Claro, sería iluso pensar que por arte de magia se van a resolver los problemas. Para nada. No se trata de venir aquí a profetizar la destrucción, ni siquiera a ser contestatario, sino provocar el ánimo en lo que sí podemos hacer más nos vale‐ y hacerlo ahora. Y eso tiene que ver con una profunda reflexión, a pensar y generar nuevos saberes para que, con toda responsabilidad ética, busquemos alternativas viables al desarrollo de nuestros países, a través de un desarrollo sustentable que permita enfrentar el futuro con optimismo y en paz. Todos somos responsables de lo que el futuro nos depare, pero con mayor razón, nosotros, los privilegiados que escogimos el camino del saber y la educación como una forma de vida.

¿Podemos saber cómo va a ser el curso futuro de la historia de la humanidad? ¿Podemos anticipar de qué tamaño será el crecimiento de nuestros conocimientos? Creo que no: vivimos la incertidumbre que, sin embargo, nos deja ver cómo nos estamos quedando fuera de la sociedad del conocimiento debido a nuestras debilidades científicas y tecnológicas. La falta de inversión en educación e investigación en ciencia y tecnología, magnifica la amenaza de un atraso mayor.

Para finalizar, me atrevo, con todo respeto pero con el riesgo de equivocarme, apuntar –sólo señalar‐ doce temas para el debate y la acción en torno al aseguramiento de la calidad de la educación superior a distancia, con un reto mayúsculo: obtenerla con la debida pertinencia social.

La Conferencia Mundial sobre Educación Superior UNESCO 1998, celebrada en París, planteó: “La pertinencia de la educación superior debe evaluarse en función de la adecuación entre lo que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen. Ello requiere normas éticas, imparcialidad política, capacidad crítica, y al mismo tiempo, una mejor articulación con los problemas de la sociedad y el mundo del trabajo, fundando las orientaciones a largo plazo en objetivos y necesidades sociales, comprendidos el respeto a las culturas y la protección del medio ambiente”. La próxima Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) que organiza el IESALC‐UNESCO para los primeros días de junio, en Cartagena de Indias, tendrá la
obligación de revisar este concepto y evaluar lo que se ha avanzado al respecto.

Por lo pronto me consta que ustedes se han propuesto desde hace ya tiempo que los estándares e indicadores que valoren el grado, el sentido y el compromiso de esta responsabilidad social de la educación superior, deben, como lo plantea el CALED, “tomar en cuenta los factores cualitativos que tienen relación con la formación humana y los valores”.

Se ha avanzado mucho. La educación superior a distancia se encuentra en pleno proceso de consolidación, sin embargo, sabemos que falta mucho por hacer. Sobre todo, hacer nuestro, para llevarlo a la práctica, el hermoso lema que sintetiza la misión de la UTPL: “Buscar la verdad y formar al hombre, a través de la ciencia para que sirva a la sociedad”.

Temas para un debate permanente:

1. Reconocer el hecho de que no puede haber, en un mundo desigual y diverso, una sola definición de calidad de la educación superior a distancia. La calidad de la educación es compleja y multidimensional; no puede agotarse en definiciones ni en prescripciones normativas. Será siempre un proyecto inacabado.

2. La calidad: proceso que mantiene activos y obliga a una constante transformación. Proceso continuo: autoevaluación evaluación externa.

3. Reconocerse implica conocerse muy bien. ¿Cultura de la calidad? ¿Qué significa?

4. La educación superior a distancia con voz articulada y un espacio común para el conjunto de las redes que se han venido asociando. ¿CAL‐ED es ejemplo? Intensificar el trabajo en la formación de redes para la cooperación, la información y el intercambio.

5. ¿Qué queremos resolver con la calidad de la educación superior a distancia?  Precisión del objetivo.

6. Resolución de problemas sociales y pertinencia: transversalidad para el ejercicio de las funciones básicas.

7. La calidad no es un concepto abstracto, como todo discurso conlleva cargas ideológicas y políticas. ¿Hay consenso?

8. Calidad y desarrollo sustentable. Pertinencia y fines no pueden entrar en contradicción.

9. La formación ética y ciudadana como aspiración de la educación superior a distancia para incorporarse a sus procesos de evaluación de calidad.

10. La educación a distancia y la promesa de expandir el acceso, elevar la calidad, reducir costos, y aumentar la rentabilidad, al mismo tiempo, demostrar pertinencia social y eficiencia económica.

11. La educación permanente: respuesta estratégica que hace de la educación un asunto de toda la vida.

12. La educación en sus niveles inferiores: básica y secundaria. ¿Responsabilidad compartida?

La educación superior global reside en la intersección entre la educación transfronteriza convencional y la nuevas redes, asociaciones, consorcios y formas de asociación que se están inventando y definiendo actualmente. Una comunidad educativa global, que se encamina a lo global, y, al mismo tiempo, intensifica lo local es ya una realidad de la que no hemos tomado conciencia. Muchas gracias.

Para vizualizar los fotogramas completos de esta ponencia, haga click en el siguiente enlace: http://216.75.15.111/~cognicion/images/articulos/Cog13/presentaciones/miercoles/FernandoArruti.pdf

 
FIN
 
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