Friday, 26 April 2024

Revista Cognición, Powered by Joomla!
EL PADRE DE FAMILIA Y SU IMPORTANCIA COMO MOTIVADOR EN EL DESEMPEÑO ESCOLAR DE SUS HIJOS PDF Print E-mail
Revista Cognición 17

 

EL PADRE DE FAMILIA Y SU IMPORTANCIA COMO MOTIVADOR

EN EL DESEMPEÑO  ESCOLAR DE SUS HIJOS

 

José Javiar Plata Franco
Colegio Hidalgo
This e-mail address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it

El niño es un ser que socializa desde sus primeros años de vida. En un principio lo lleva  a cabo  en el contexto familiar, lugar en donde se apropia de sus primeras vivencias, que le permiten  identificarse, ya sea con sus padres o con los que funjan como tales, además de otros miembros de la familia, si es que los hay.  Esta socialización le aporta elementos de una visión práctica, en la que va imitando y siguiendo los patrones de conducta del medio en donde se desenvuelve, ya que, es en la misma, en donde adquiere los  conocimientos iniciales y que constituyen el primer transmisor de pautas culturales y el primer agente también de socialización.

Por lo tanto, dentro de estos  primeros agentes, a la familia  se le  puede ponderar,  en primer plano, la misma que  juega un papel protagónico en el desarrollo de los individuos, tal y  como lo referí en el párrafo anterior,  puesto que como es bien sabido por todos,   les  aporta los conocimientos básicos que le van a permitir  disponer de la gran mayoría  de  las primeras  herramientas que su contexto le solicite.

La socialización estará presente siempre, es decir, solo  es posible que culmine cuando  la persona muere, por lo menos en esta dimensión, si es que existieran más, pero por hoy el tema de análisis es otro y éste lo dejaremos para otro momento. Consecuentemente, después de la familia, la escuela se convierte en una prolongación  y complemento en la educación formal en la que, tanto niñas como niños,  adquieren conocimientos cada vez más complejos. Al igual que en la cuna familiar, en el colegio  aprenden valores, normas, derechos y obligaciones; desarrollan destrezas, habilidades analíticas y verbales, entre muchos otros aprendizajes, que lo van preparando para  su incorporación  a la sociedad.

Desde esta perspectiva visualizamos a la familia, la escuela y  el entorno social, (éste último sin una estructura formal, como lo es el entorno educativo institucional),   como   los principales agentes socializadores y formadores en la educación  integral del  individuo. Cabe hacer mención que dentro del entorno social hago partícipe a  los medios tecnológicos de comunicación, que dicho de otra manera, requieren de un análisis profundo dada la  dimensión tan profunda  que ocupa en la educación de nuestros alumnos e hijos.

En los veintidós años que he convivido e interactuado, como profesor, con pequeños que oscilan entre los seis y doce años de edad, aproximadamente, así como con sus  padres, he observado y experimentado que la motivación, mediante la comunicación y el ejemplo,  que éstos le transmitan a sus hijos,  les marca   una senda más concreta de la importancia que adquiere la escuela para su vida presente y futura.

Así, la motivación es considerada como un impulso que alienta a un individuo a  enfocar su atención  e interés hacia una determinada acción o situación, razón por la cual ésta se inicia en el seno materno con el contacto físico y el afecto que los padres manifiestan  hacia sus hijos. A medida que el lenguaje se va convirtiendo en el principal medio de comunicación, es empleado, junto con lo que ya se mencionó anteriormente,  para comunicar ideas y paulatinamente, de forma casi imperceptible, interiormente el niño se  va formando una autoestima que lo alienta a ser mejor cada día. Es preocupante señalar que con bastante frecuencia sucede lo contrario, es decir, la poca comunicación que tiene con sus padres no le aportan los elementos  imprescindibles para que   vaya estructurando el  por qué de ejecutar tales acciones.

El rol de padre como motivador de nuestros  hijos es motivo de un análisis profundo y que desafortunadamente, utilizando como  pretexto el poco tiempo con el que contamos, debido a las múltiples ocupaciones laborales, sociales o de cualquier otra índole, nos justificamos sin observar un panorama futuro que va a  facilitar u obstaculizar el éxito o fracaso académico, y no sólo esta área, en la que podemos enfatizar a la drogadicción, como hay miles de  casos en éste  momento.

 

LA ESCUELA

La escuela como institución y el núcleo familiar están ratificando  la transmisión cultural a los niños, convirtiéndose en un lazo  entre ellos que sirve para instruir  a las nuevas generaciones dentro de las pautas culturales y de las normas sociales toleradas y deseadas en el seno de nuestra sociedad. Al respecto creo que el entorno familiar está cumpliendo un papel crucial en la forma en que está coadyuvando  en la formación de sus propios hijos, de tal forma que estos se amolden  y tengan los elementos que su entorno les requiere.

El contexto escolar trata de satisfacer las necesidades sociales concretas, además de ser el escenario en donde los niños afrontan y resuelven los modelos de conducta. Ahí se transmiten a los educandos formas comunes de actuar y de ser; así, la función latente es la preparación del alumno para la vida adulta. En la mayoría de los casos la escuela motiva y prepara a los alumnos para que adquieran, tanto los objetivos que han sido enmarcados para ellos, como la interiorización de las normas sociales y valores culturales  establecidos, junto con la familia.

De tal manera pienso que una de las funciones de la educación consiste en hacer consciencia de la realidad del niño, es decir, que se dé cuenta de que comparte  el mundo con otros, que como él, también otros tienen anhelos, buscan un espacio, desean aprender, buscan y desarrollan habilidades, aptitudes, y destrezas en general. El ámbito educativo de una institución va a ser influido por la filosofía del personal docente que la conforma, además del contexto social , los contenidos programáticos así como los padres de familia y los proyectos de vida que éstos tengan para sus hijos.

 

EL NIÑO

En la actualidad, el momento que viven los  pequeños, realmente es de analizarse a fondo, ya que, tanto los padres como los profesores están siendo rebasados  de manera alarmante, en lo que a información recibida a través de los medios de comunicación se refiere. Ésta, desafortunadamente la hay de todo tipo y en la mayoría de las familias no se supervisa, lo que da lugar a que el propio niño la decodifique en función de sus inquietudes e intereses, a lo que agregamos que  permanece demasiado tiempo solo.

Ligado al comentario anterior, por todos es sabido que en la actualidad son muchos los casos en que ambos padres trabajan para tratar de solventar todas las necesidades de manutención y otra infinidad de enseres que su hogar requiere y por supuesto, no cuentan con el tiempo suficiente para el cuidado y atención de sus hijos. Por lo tanto en numerosas ocasiones, sobre todo en los primeros años de educación elemental, uno de los principales motivos de la escolarización no es otro más que buscar un lugar en donde le otorguen un espacio seguro durante la jornada laboral de los padres.

La integración del individuo como persona es un proceso largo y complejo que se realiza durante todo el periodo formativo y que en realidad no finaliza hasta el término de nuestra vida. Cada una de las etapas que conforman la evolución de la persona, establece la plataforma de sustento de la siguiente, resultando de capital importancia que al final de cada una se hayan cumplido satisfactoriamente las tareas previstas. En todos los contextos en niño tienen las mismas necesidades básicas de amor y seguridad, principalmente, por parte de sus padres, también a ser una persona de valor y de tener la oportunidad de triunfar. Estas referencias son las que generalmente deben de respaldar el trabajo de todos los que están involucrados en este ámbito.

Los niños por naturaleza son investigadores y por lo regular siempre tienen  curiosidad  por conocer el contexto que los envuelve. Ausubel dice que algunas de las condiciones indispensables para que el aprendizaje significativo se realice, están en  las  posibilidades cognitivas del individuo que aprende, que se tomen en cuenta los conocimientos previos del alumno, que favorezcan  el nuevo aprendizaje, que se dé una actitud favorable a la realización de nuevos conocimientos, es decir,  que esté motivado para  enfrentar las situaciones y hacerlas suyas de manera favorable y por último, que se manejen  las motivaciones específicas que subyacen  en los intereses de los niños como los fenómenos que él puede observar, los acontecimientos en que participe o sea testigo, así mismo la información que recibe.

El niño, a medida que va creciendo, se va formando una imagen de sí mismo, es decir, va estructurando la personalidad que le permitirá enfrentarse a los momentos y circunstancias que su mismo contexto le exija. Su autoestima va adquiriendo sus propias características que regularmente empieza a darle forma la propia familia. Por tanto, considero que la relación del padre con sus hijos es sin duda una labor determinante en la  motivación que éste les pueda dar y que le otorgará las herramientas necesarias para lograr un buen desempeño académico.

Como se puede entender, cuando un niño está motivado  para realizar una acción no tiene temor al fracaso y él se encuentra dispuesto a aceptar los desafíos escolares. Por supuesto son menos propensos a saborear sus propios esfuerzos académicos.

 

LA MOTIVACIÓN

En el momento en que una persona es alabada por los esfuerzos obtenidos en el medio en donde se desenvuelve, emocionalmente se siente alegre, feliz y realizada. Esto mismo sucede con los niños cuando sus esfuerzos se premian con palabras que halaguen su esfuerzo y dedicación.

Cuando se mantiene la atención hacia las actividades académicas de los niños y se establece un vínculo de constante comunicación con respecto al apoyo que deben tener se favorece el interés hacia el trabajo. El rendimiento académico de ellos depende  de algunos factores contextuales y los personales. En este último podemos señalar la motivación que es uno de los más determinantes.

La motivación es, principalmente, un estado de ánimo que le va a permitir al pequeño mantenerse interesado y dirigir su atención hacia una meta determinada. Cuando no están motivados en hacer propio un conocimiento es seguramente porque en el contexto familiar no se están dando las circunstancias adecuadas entre los miembros que la conforman y eso ha influido en su interés que debería ser natural. Ellos creen que no pueden ejecutar adecuadamente las tareas escolares y se frustran fácilmente y se dan por vencidos cuando el aprender se torna difícil.

Los niños que no experimentan el éxito o cuyos éxitos no han sido tomados en cuenta, pueden desarrollar una motivación académica pobre, esto puede pasar también si sus padres u otros niños, de sus misma edad,  que interactúan con ellos, piensan que la escuela no es primordial o no le dan la importancia necesaria al rendimiento académico

La motivación es esencial para poder ser exitoso en la escuela y en la vida. Muchos niños carecen de ella porque se pueden observar que están desanimados, que fácilmente se dan por derrotados ante un pequeño obstáculo, que fácilmente renuncian a sus metas. Cuando esto sucede piensan que no pueden hacer nada para sobrepasarlos, pero si en ese momento encuentran la ayuda necesaria buscan la forma de superar esos obstáculos y es más probable que los niños tengan la motivación necesaria para avanzar

Muchos niños sin motivación lo que hacen es sencillamente responder, de manera negativa, a la presión. Sea la intención aparente o real, estos niños se apoyan en mecanismos de defensa para protegerse del malestar que ésta genera. Mediante la estrategia de postergar o evadir intentan escapar de su miedo al fracaso y a la inaptitud. A la larga llegan a acortar el resultado de su conducta, de modo que aparentan indiferencia y compostura, aún cuando va en aumento la presión que traten de eludir.

Los estudiantes que tienen motivación para entender desarrollan actividades para el sentido de disfrute y de logro que evocan, sin embargo, los que no la tienen se desempeñan para ganarse una recompensa y evitar un castigo, así mismo pondrán el esfuerzo mínimo al ejecutar sus tareas de la  manera más fácil posible y sólo existirá éste tipo de motivación mientras dura la recompensa, de lo contario desaparece.

Los niños que asisten a la escuela a diario llevan, en su mayoría, recomendaciones de parte de los padres que se enfocan primordialmente en su conducta. Antes de partir al colegio contados son  los que ingieren un desayuno bien equilibrado combinando los alimentos y las calorías que se requieren para las múltiples actividades a realizar. La motivación es algo similar, se requiere de alimentarla diariamente con muestras de amor, de comprensión, y sobre todo hacerles ver la importancia de su estancia permanente en la escuela con entusiasmo y ganas de aprender.

El aprendizaje que se elabora en la escuela, además del valor que el profesor  le puede mostrar, a  cada uno de los niños, en el transcurso de las clases, es necesario que también el padre se lo dé  y que la enseñanza se convierta en un motor para que el niño se mantenga interesado en todo lo que ocurre en el salón de clases.

Al nacer, el niño no tiene noción de nada, por lo tanto no es posible que tenga un concepción de lo que es en realidad, así se entiende que  la percepción de su persona se va desarrollando poco a  poco. Ésta se va formando a través de  toda información que recibe con respecto a su ser. En su cotidianeidad el niño va forjándose un ideal de lo que él quiere ser, primeramente imitando a sus padres en sus actitudes, por ejemplo en la manera de vestirse, las actitudes que manifiestan cuando se enfadan, al reírse o manifestar  distintos estados de ánimo, y así, a medida que va conociendo se ve fuertemente influenciado por la cultura en donde observa modelos a seguir y que la dan dirección a su vida.

Es necesario que todos los padres cuiden la relación que establecen con sus hijos, porque las experiencias vividas durante su infancia, malas o buenas, juegan un papel básico en el establecimiento de su autoestima y sobre todo la calidad influirá sobre ese nivel.

Muchos de los padres tienen sentimientos de proteccionismo hacia sus pequeños, habitualmente estas acciones  llevan a los padres a desarrollar una relación de amor y cuidados. Sin embargo, tales sentimientos pueden llegar a ser excesivos, lo cual puede ocasionar un desequilibrio fuerte dentro de la familia y es posible que llegue a sustituir una pauta rígida que imposibilite el desarrollo de la independencia del niño, al no permitirle asumir riesgos razonables en donde no esté de por medio su integridad física. Todos lo extremos no son muy recomendables, puesto que en este caso lo está encaminando a un sobre proteccionismo que en nada ayudará a un sano desarrollo de su autoestima.

Aquí intervienen todos los sentimientos, sensaciones, pensamientos y experiencias que la persona, en este caso, el educando, va adquiriendo e interiorizando durante su desarrollo.

La experiencia que vive el niño durante toda su estancia en la escuela, así como todo el tiempo que pasa en su hogar y en general en su contexto social  total, van formando la imagen que se va creando sobre sí mismo, aunque él no se dé cuenta de que esto está sucediendo, en ocasiones ni los propios padres saben que es de esta manera como se va forjando su autoestima.

Una autoestima positiva va a permitir logros importantes que potenciará la capacidad para desarrollar sus habilidades y como consecuencia aumentar el nivel de seguridad personal. También influye básicamente en una salud mental y física, mientras que una autoestima baja encaminará al niño a la derrota y el fracaso.

No basta tener seguridad en nuestras capacidades, la autoestima está fundamentada en un profundo conocimiento de nosotros mismos. En l actualidad la autoestima se aborda  como una herramienta para proporcionar seguridad en sí mismos evitando sentirnos menospreciados y reafirmarnos como personas capaces de alcanzar metas ambiciosas. Pero puede suceder que si no canalizamos bien ese estado anímico existe el riesgo de cerrar los ojos a la realidad de nuestra persona convirtiéndonos en seres soberbios que piensan en sobresalir únicamente por encima de los demás.

Nuestra vida transcurre entre logros y fracasos  y la autoestima es lo que nos permite tener plena seguridad en nuestras capacidades, además de la fortaleza necesaria para superar los momentos difíciles, evitando caer en  pesimismo y el desánimo.

Para que la autoestima sea realmente importante, debemos tener un fundamento sólido sobre el cual  edificarla. Si solamente pensamos en ella como un producto de éxito, la posición profesional, una elevada capacidad intelectual o la percepción social, dejamos todo a un actuar soberbio y con fines meramente protagonistas.

Aunque todo lo anterior aporta y contribuye, la autoestima se sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades, sin considerarnos mejores o peores que los demás. Recordemos que una persona vale por lo que es y no por lo que aparenta ser. Considero que la motivación que se le vaya formando a los niños, por parte del padre, es necesario que se encamine en crear un niño  seguro de sus aspiraciones, con metas bien definidas y que le permitan obtener logros que lo hagan sentirse satisfecho consigo mismo.

También no hay que olvidar que  el padre debe preparar al hijo para el fracaso, y asi mismo para canalizar, de una buena manera, los momentos de frustración. Que el niño vea que un tropiezo o una desilusión es solamente  una nueva oportunidad para seguir intentándolo las veces que sean necesarias y que lejos de darse por vencidos, esas experiencias lo engrandezcan como ser humano.

 

LA FAMILIA

En la actualidad el niño se prepara  para enfrentarse a un entorno familiar distinto al que a su padre le tocó vivir, especialmente porque en aquella época  no se experimentaron cambios tan significativos, en lo que a tecnología y ciencia se refiere y, que por supuesto, influyen en su forma de pensar y en la  manera de ver el mundo moderno. Si a esto le anexamos que en esta época, tanto papá como mamá se ven obligados a desarrollar múltiples actividades que les permita obtener  las remuneraciones necesarias para medio solventar las  necesidades que a la familia se le presenten, se obtienen como resultado una estructura que ha sufrido modificaciones significativas en su convivencia, viéndose reflejadas en la dinámica familiar en todas las esferas sociales.

No se puede pasar por alto en estas modificaciones la influencia de los avances de los medios de  comunicación en el contexto familiar, por lo tanto, el padre de familia, del niño que actualmente esta cursando la educación primaria, estoy seguro que, en su mayoría,  no tuvo a su alcance un teléfono celular, instrumento, que en estos tiempos, infinidad de  alumnos traen a su servicio, por lo menos los que viven en las ciudades y pueblos medianos, y que no sólo lo utilizan para hacer llamadas, sino que posee infinidad de funciones que ponen en práctica en todo momento.

Se puede decir que cada familia es un mundo y cada una de ellas, aunque con características comunes entre sí, tiene su propio estilo, normas, valores y costumbres. Lo mismo sucede en la forma de enfocar la educación hacia los miembros que la conforman. Mientras que la mayoría le da más importancia a los bienes materiales  como un elemento indispensable para su bienestar, otras, que son la minoría, se inclinan al logro de una superación académica con tales expectativas.

Es de entender que esta situación se refleja en el desarrollo y rendimiento del niño en el contexto escolar desde el momento en que no se está adquiriendo un compromiso en el que se invierta tiempo y perseverancia, por parte del alumno ni por parte del padre. Recordemos que es en la familia en donde el niño va desarrollando y dándole forma a su personalidad, es decir, es el principal factor que influye en su  formación. También creo importante agregar que la imagen de sí mismo repercute en lo que los demás integrantes de su entorno piensan de él. Entonces el contexto familiar influye en la forma de abordar, día a día, por parte de los alumnos, el trabajo que se realiza en el salón de clases. Es con los padres en donde él aprende, principalmente mediante el ejemplo, lo que le permite introyectar las actitudes relacionadas con su formación que podrá aplicar así mismo y a otros.

Entonces se considera que el ambiente del hogar moldea las actitudes iniciales de los niños hacia el aprendizaje y ahí es donde se fomenta la curiosidad, las preguntas y la exploración, por lo tanto ellos reciben el mensaje de que los estudios tienen una razón de ser y que son una fuente de satisfacción personal.

Por otra parte, en un hogar en donde no se estimula el aprendizaje, los pequeños reciben el mensaje de que los estudios son de poco valor y que ellos carecen de la capacidad  para asimilar el aprendizaje del contexto escolar. Para crear en el educando una imagen positiva de sí mismo, los padres deben ser sensibles a sus necesidades, lo que se conservará en la calidad de su interacción con él. Para esto es necesario brindar las  oportunidades en las cuales el niño se desenvuelva y se exprese, ante lo cual el padre ha de responder con un enfoque positivo para así animar el desarrollo y la validación de los logros del niño.

El padre de familia que sea capaz de amar a sus hijos e hijas, que sea afectivo, cordial y amistoso llegará a ser uno de sus mejores amigos, por lo tanto, se convertirá en el orgullo de ellos. Será capaz de transmitirles seguridad en sus estudios, de tal forma que encuentren apoyo moral en todos los momentos de crisis.

El padre de familia es el encargado de formar a los niños desde que nacen. Él es el responsable de prepararlos  para empezar a descubrir la vida por sí mismos. También motiva y alienta a sus hijos para obtener logros en el  contexto donde se desenvuelven y naturalmente van incluidas las experiencias escolares. Dentro de las prácticas familiares que más se debería realizar en todos los hogares,  esta la comunicación y en especial en torno a los hechos de la vida diaria, de tal forma que todos los miembros que la conforman puedan, al mismo tiempo hablar y ser escuchados.

Ser un padre de familia lo involucra para estar presente en todos los momentos con los miembros que la integran, lo que coadyuvará a que ellos tengan presente que cuentan con la presencia y el sostén de esa persona que es una de las más importantes de su vida.

El padre es el proveedor de los alimentos, del vestido, de la casa, etc. Pero generalmente, la mayoría,  se desliga de participar en la revisión y supervisión de las tareas, de libros y de libretas, así como de mantener un diálogo frecuente con los profesores de sus hijos. Por consiguiente, la comunicación que existe entre ellos es mínima. El padre se concreta en preguntar, sólo algunos días de la semana, cómo le fue en la escuela en el transcurso del día y qué hizo con sus amigos. El niño se manifiesta de la misma forma y con el mismo interés que el padre le transmite. Es muy común que se tenga la necesidad de citar al padre de familia para tratar asuntos relacionados con el desempeño de su hijo. En ese momento  se puede uno percatar de la disponibilidad  hacia los comentarios y peticiones que uno, como  profesor, le solicita, sin embargo, es muy común que en el momento se comprometa con cada una de las sugerencias, y al paso de algunos días vuelva a la misma rutina de siempre. ¿Qué está sucediendo entonces?          ¿No tiene interés en que su hijo se desarrolle y mejore su nivel académico?

Si desea que su pequeño  se desenvuelva como  un estudiante sobresaliente es necesario que se involucre más en todo lo que se refiere a las actividades académicas y de cualquier índole en donde participen sus hijos, ya que un buen padre educa, principalmente,  mediante el ejemplo, estableciendo reglas y límites, siendo persistente al observar y reforzar esas reglas, ya que está demostrado que el niño que lleva una buena relación con sus seres queridos obtiene mejores resultados en todas  las actividades que desempeñe. Por lo tanto, es primordial señalar y recordar que el contacto físico, el afecto, así como la presencia constante de ellos, son elementos que  incrementan la autoestima del pequeño.

De antemano sabemos que  el padre que interviene de manera activa en la crianza y en la vida de sus hijos representa una influencia saludable que prepara el camino a fin de satisfacer necesidades emocionales básicas con el amor, la confianza, el respeto, etc. Los hombres, en su mayoría, nos consideramos buenos padres porque nos esmeramos en sostener económicamente  a la familia, pero eso es una de las múltiples responsabilidades que se adquieren cuando se es la cabeza principal de la misma. Es cierto que muchos viven en sus respectivos hogares y les proporcionan sostén económico, no obstante hay muchos de ellos que se conforman con llevar el pan a casa, sin participar en la educación de sus hijos.

Cada familia tiene su propio enfoque de la vida, posee distintos intereses, fomenta y desarrolla en sus hijos valores y principios que para unos serán preponderantes y para otros no. Así, cada uno de los alumnos que están  presentes en un salón de clases ha creado su propia historia que los define como seres humanos que los hace únicos e irrepetibles.

Con mucha preocupación se observa  como el padre de familia tiene a su alrededor elementos que lo distraen y que impiden que preste realmente su atención a la familia. Cambiar esta perspectiva implica  estar dispuesto a sacrificar algunos placeres y colocar a un lado  su conveniencia personal por el bien de su familia.

¿Qué hace un padre cuando  el pequeño comete una falta grave? Lo reprende con regaños, que muy frecuentemente se hacen acompañar  de palabras altisonantes, que lejos de ayudar a corregir la falta, laceran la autoestima y crean en él  condiciones de inseguridad en las acciones que tenga que resolver. En muchas familias son comunes las agresiones físicas que en nada ayudan, sino todo lo contrario. La confianza que el niño pudiera tener con su padre, con estas acciones,  cada día se hace más remota y en un futuro le acarreará  infinidad de problemas, tanto al padre como al niño. En esos momentos es cuando el pequeño necesita que lo traten con bondad y consideración.

Los especialistas en desarrollo infantil concuerdan que los momentos que los padres pasan con sus hijos son mucho más importantes que los juguetes costosos o cualquier pasatiempo. Existen muchas actividades cotidianas y baratas que pueden unir a la familia, por ejemplo, algo tan sencillo como ir juntos a un parque con la finalidad de contemplar la naturaleza, puede ser una ocasión ideal para que los padres planteen preguntas significativas que fomenten la comunicación.

Los padres que hacen lo posible por aplicar, en un ambiente pacífico y estable, las practicas antes mencionadas, tienen muchas más posibilidades  de ver a sus hijos desarrollar un actitud positiva en la vida y cuando los padres cultivan el intelecto y la capacidad de comunicación de sus hijos durante la infancia contribuyen, en gran manera,  a que éstos desarrollen una personalidad espiritual y moral propia.

Otra actividad que pueden realizar mientras están en casa son las actividades domésticas que son algunas de las tareas, que bien encaminadas, pueden favorecer la convivencia entre los miembros del hogar. Este tipo de eventos colectivos  les permite identificar algunas habilidades y gusto por cierto trabajos, que tal vez,  hasta ese momento,  desconocían que tenían  destreza o puede suceder todo lo contrario, es decir, que descubran que para nada les agrada realizar esa función y prefieren otra. En esas circunstancias, ¿Cómo se logra mantener una buena comunicación con los hijos? Suelen presentarse oportunidades de hablar con ellos, de llegar a un acuerdo mediante el diálogo fomentando la comunicación, la solidaridad, la limpieza, el gusto por el trabajo, entro otros muchos más.

Se pueden listar una serie de acciones que pueden llevar a cabo el padre con los hijos, sin embargo es importante que cada uno  vaya diseñando las actividades que concuerden  con las habilidades y características de los  pequeños y sobre todo en donde  ellos mismos también participen  en la selección de las mismas. Cuando un padre se ha preocupado por establecer lineamientos y actividades que le permitan  a su familiar adquirir  y apropiarse de valores, principios y conductas que motiven todas las acciones que realice, entonces ya se tiene un camino avanzado en la vida del niño.

En conclusión,  puedo decir que  en el proceso de socialización que el padre de familia realiza con sus hijos, y que supone que lo  está preparando para que reúna los suficientes elementos culturales que le permitan desenvolverse en su entorno inmediato, es necesario reafirmar los objetivos y metas que se persiguen como familia y como entes en función de sus propios intereses.

La familia es el primer entorno en donde el niño interactúa y adquiere sus primeros conocimientos y experiencias. Es el lugar por excelencia en el que se prepara todo lo que los padres piensan le será de utilidad en su futuro, sin embargo, en una gran cantidad de hogares no centran su atención y dedicación a este rubro. Simplemente el padre piensa que está cumpliendo con mandarlo a la escuela, proporcionándole los alimentos y los materiales necesarios, sin tomar en cuenta que ser un buen padre requiere de una serie de atenciones que faciliten y permitan  una formación y un desarrollo  óptimo para su desempeño académico.

En la actualidad, creo que a la par de la familia, uno de los agentes socializadores son los medios de comunicación masiva, en particular la televisión. Digo a la par porque participan al mismo tiempo, y con la  misma eficacia, puesto que los niños pasan más tiempo frente a este aparato  que conviviendo con el papá.

He aquí el rol de padre de familia y su importancia como motivador en el desempeño escolar de sus hijos. Me queda claro que no participa como un verdadero motivador, ya que el niño asiste al colegio sin la motivación necesaria para aprovechar al máximo todos los contenidos que el programa especifica en cada grado escolar.
Se sabe de antemano que cuando el papá dedica una gran parte de su tiempo en convivir e interactuar con sus hijos crea vínculos que los identifica y le va formando  una autoestima que le brindará la seguridad necesaria en cualquier situación que se le presente.

Concluyo en que es muy difícil que se dé en su totalidad, como ya se hizo mención, puesto que las múltiples actividades que la familia actual desarrolla son muy absorbentes, en cuanto a tiempo se refieren, por lo que a los hijos se les dedican los minutos que sus labores les dejan, si bien les va, porque en ocasiones  aún están dormidos antes de que partan al trabajo y a su regreso también, sin darles oportunidad de disfrutarlos.

Todo lo mencionado está generando que frecuentemente los pequeños tengan un comportamiento de aislamiento que les impide interactuar y participar en las labores en equipo, debido,  precisamente a este tipo de conductas. El alumno como tal, a diario se enfrenta a múltiples acciones dentro del entorno escolar en las que con frecuencia identifica las dificultades que le impiden realizar con eficacia cada una de sus actividades académicas. Pero desafortunadamente el interés que tiene en torno a sus trabajos  escolares es muy escaso, por lo tanto, su participación adquiere la misma apatía. Éste se enfrenta a situaciones en las que los resultados no son los idóneos y repercuten en los resultados finales.

El profesor por su lado se enfrenta a esta problemática durante todos los cursos escolares. Es cierto que siempre están presentes algunos niños que no manifiestan estas características, sin embargo este porcentaje es muy bajo, por lo tanto las escuelas no alcanzan un nivel de aprovechamiento académico idóneo.

En la medida en que el padre de familia no desvíe su atención hacia otras actividades, que poca ingerencia  poseen en el cuidado  y educación de sus hijos, tendrá la oportunidad de darles los mejores momentos de su vida y que le quedarán grabados para siempre.

La mayoría de los padres de familia han dejado a un lado  el juego y esta actividad refuerza y afianza los lazos de amistad y de fraternidad entre padre e hijos, coadyuvando a la motivación y a elevar la autoestima.

Si se toman en cuenta cada uno de los señalamientos anteriores los padres se darán cuenta de los beneficios que obtendrán  sus hijos, no sólo en el contexto escolar, sino  también familiar y social. Desafortunadamente  en los salones de clase se encuentran muchos niños y niñas que adolecen de todas estas atenciones, por parte del padre de familia y,  que son los que no tienen a su disposición un padre que los motive y que los impulse para que cada día lo aprovechen al máximo en todas las tareas que la escuela les asigne.

 

BIBLIOGRAFIA

 

Ascherslbben, Karl. La motivación en la escuela y sus problemas. ed. 1º. Ed. Morova. España 1980 222 p.

Ausubel, D.P Algunos aspectos psicológicos de la estructura del conocimiento. Ed. Ateneo. Buenos Aires 1973. 239 p.

Branden, Nataniel. Los seis pilares de la autoestima 1ª. Ed. México, ed. Paidos 1995 361 p.

Jiménez, Guillén. Familia: una construcción social Ed. 1ª Ed. Centro Universitario. México. 1998 204 p.

Linton, Ralph. La historia natural de la familia 5ª. Ed. 1978  Ed. Ediciones Barcelona, España. 197 p.

Pouler, Stephen B. El factor padre 1ª. ed. Ed. Planeta mexicana. México, 2007 p. 157

Schmill, Vidal. Disciplina inteligente 1ª. ed. Ed. Pea. México. 2003. p. 132

Ziglar, Zig. Cómo criar hios con actitudes positivas en un mundo negativo.  1ª. ed. Ed. Norma. Colombia 1985. 254 p.

 
FIN
 
Revista Cognición, Powered by Joomla! valid xhtml valid css